No es el acuerdo perfecto y está bastante lejos de serlo al no incluir, o no dejar lo suficientemente atadas, cuestiones que son importantes para el sector de Justicia. No vamos a conseguir, por lo menos no gracias a este acuerdo, una reforma y mejora de las pensiones de clases pasivas, ni tampoco vamos a conseguir tener recetas para enfermos crónicos o no pagar los medicamentos tras la jubilación, como ocurre con el personal de seguridad social.
A pesar de eso, sí que hay cuestiones que suponen un avance, como la revisión del sistema de oposiciones, que puede suponer un retorno del concurso de méritos para la promoción interna o la eliminación de la tasa de reposición, que es la única manera en que se puedan ofrecer la realidad de las plazas vacantes existentes a oposición.
Pero antes de todo eso, esperamos el cumplimiento de las cuestiones pendientes del anterior Acuerdo Marco, la jornada de 35 horas, por ejemplo, que, a pesar de haber pasado casi un año de la finalización del Acuerdo, aún está pendiente de desarrollo.
A nivel económico, este Acuerdo supone finalizar la congelación salarial de 2025 y evitar, o minimizar, la pérdida de poder adquisitivo durante los años de vigencia del Acuerdo. No es para tirar cohetes, pero nos permite salir del estancamiento actual y afianzar una mejora económica continuada.
Como veréis, por lo expuesto, ha habido muchas cuestiones que estudiar, debatir y valorar para decidir si CCOO debíamos suscribir este acuerdo y esperamos haber tomado la decisión más adecuada y beneficiosa para el colectivo al que representamos.
Sí que nos gustaría destacar el papel relevante que CCOO hemos jugado en la negociación de este acuerdo, para hacer avanzar las condiciones de trabajo y salariales del colectivo junto a las garantías de prestación de los servicios públicos esenciales. Ahora es el momento de trabajar para el cumplimiento de compromisos pendientes del Acuerdo Marco firmado en 2022 y para avanzar en nuevos derechos y garantías.
